A barrio y tango – María del Carmen Pastorini

Diría que en la vida de la Narradora no hay precisamente renglones en blanco. Sube y baja por la escalera de la vida, nos lleva de la mano de una niña a la que le faltó el abrazo materno, creció bajo una lluvia fría haciendo esos “mandados” que avergonzaban; hasta llegar a esa adultez incierta, que transitamos casi sin darnos cuenta, con el sufrimiento propio de cada escalón. Nos acordamos de esos tangos aprendidos en la niñez y hoy queremos bailarlos a pesar de nuestros pies cuadrados, que lo intentan una y otra vez… entonces nos encontramos con los vericuetos del destino, con las vivencias propias del barrio, ese que parece silencioso y bulle dentro de cada esquina o recoveco, encontramos algunas anécdotas que van desde “El billete azul”, al “Espejo retrovisor” o “El carrusel” con caballitos que parecen ciegos con sus ojos celestes. Luego pasando por un conventillo, vivimos “La venganza” de una mujer despechada, la tragicomedia de la “Mudanza de muertos”, “Dos fuentones”, una historia que va y viene por el tiempo, con “La nona cibernauta” o “De cuando Cenicienta perdió el zapatito…” que va en busca del príncipe azul que nunca llegó, porque ya había perdido el zapatito antes que el baile empezara, pasando luego por el túnel de Avellaneda en “La odisea diaria” que nos trae recuerdos congelados en la desdicha de dos seres que pensaban diferente. Un extraño “Legado” y “Dos ejércitos” que pululan y se esfuman por las noches, pero no se enfrentan. “El mensajero” que quizá hable con la tierra y siga luego su peregrinaje para ir desde “Homero en primera persona” a “Una poesía para Charly”. Nuestra narradora es una observadora nata, sabe pintar los personajes y sus paralelos. Entre líneas de relatos, cuentos, odiseas, hay mucho más para interpretar, para gozar, enternecernos o vibrar.