Anecdotario – Silvia Menvielle

En mis esporádicas vueltas a la Plaza de la Misericordia —deberían ser diarias pero no puedo lograrlo— hago el ejercicio de las “evocaciones”, jugando con traer a mi memoria una serie de cosas, personas o hechos elegidos expresamente para aligerar el tiempo que me insumen Ias caminatas y hacerlas más llevaderas.

No es mi objetivo escribir “mis memorias” o la “historia de mi vida” sino tan solo ser el centro o eje, reconstruir momentos de una época social desde la geografía de mi entorno, hacia un pasado ya lejano pero siempre vigente en la nostalgia plasmada a través de los personajes contemporáneos de la sociedad que me tocó protagonizar.

En los desordenados pensamientos —sin método— que permanentemente viajan conmigo como un bagaje propio, inseparable de la cotidianeidad, surge siempre la nostalgia de un pasado bastante lejano pero vivo y presente: mi niñez. Y esos recuerdos necesitan ser plasmados, registrados y acotados en el soporte material visible, que me permita ordenarlos cronológicamente y clasificarlos para recrear la etapa más feliz de mi existencia.

Creo y espero que este sea el comienzo, el arranque de un deseo recurrente aún no implementado. Los recuerdos vividos, sueltos, aislados, serán hilvanados como un rosario de verdades, de hechos reales, sin idealizaciones, para pintar con la mayor propiedad posible los sinsabores, alegrías y el diario acontecer de una familia que se constituyó en clan de un medio rural, casi suburbano.