Cuentos Heroicos [e-book] – Gustavo De Maio

“Luego del sensacional éxito con Purocuento, su primer libro que sigue siendo récords de ventas en todo el país, despertando interés en el Viejo Continente y en los Estados Unidos por su obra, presentándose en las más importantes ferias del libro del país y con invitaciones confirmadas para el exterior para dar charlas y congresos en las más prestigiosas universidades del mundo. Esta terrible demanda hizo que la editorial presione al autor para sacar una nueva obra, un nuevo libro llamado Cuentos Heroicos.” Hasta aquí, podríamos estar en presencia de una nueva historia pero la realidad es otra. Cuando salió Purocuento el autor no tenía la más mínima idea de cómo publicitar su libro. Mamá Pochi se encargó de repartir libros a sus amistades. La tía Alicia y Susana también hicieron lo suyo repartiendo entre algunos parientes. Sus amigos se apiadaron y también le compraron algunos libros. Su esposa Silvina, como es docente, le hizo el nexo para poder leer los cuentos en las escuelas. La editorial también se apiadó del novato escritor, invitándolo a las ferias que se organizaban. Una cosa llevó a la otra y participó de algún que otro encuentro literario y conoció a otros escritores hasta llegar a ser muy apenas conocido. Esa mínima e ínfima popularidad lo llevó al autor a sacar su segundo libro, Cuentos Heroicos. Terco como una mula, insiste con los cuentos. Tranquilamente, este insistente “héroe” podría ser parte de alguna historia del libro. Allá él. Cuentos Heroicos continúa el formato de Purocuento, su lectura es fácil y sencilla. Sus historias están pensadas para el público en general. Si bien hay historias un poco más serias que otras, sería incapaz de faltar el humor en ellas. El título es en alusión a cuentos sobre San Martín, Manuel Belgrano y a María Remedios del Valle, la madre de la patria. Personas decididas a cambiar el destino. Héroes de carne y hueso, héroes que aún hoy se podrían encontrar por la calle, soñando con algo fabuloso y logrando cosas impensadas. Solo hay que animarse.