Cecilia Tapia Perafán
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Rolando Paciente es un hombre de campo, o nacido en el campo, hecho de tierra, de llanura, de esos horizontes que se pierden en pampa fértil. Desde ese lugar físico que lo conforma, él va confirmando su propia vida en una comunión absoluta con el lugar de pertenencia; él pertenece a ese terruño y ese terruño pertenece a él. Así nos lo cuenta en cada haiku.
Sumergirnos en este poemario es adentrarnos en los detalles tanto físicos como emocionales que acompañan su vida pero no desde la linealidad de un tiempo que se va llevando todo sino desde la circularidad que siempre nos está aproximando lo que llamamos “pasado”; en este reencuentro constante donde no hay olvidos aparece la infancia o desaparece la adultez para luego quedar todo impregnado de ese asombro adánico ante lo nuevo que se manifiesta, porque nunca nada se repite, pero con un detalle, para quien sabe observar.
Sin existencias