Comencé a leer conociendo poco o casi nada de las palabras de Juan Martín. Encontré en ellas la sensibilidad del poeta solitario en la espera del momento, contagiado de nostalgia, fumando un cigarrillo, viendo como el humo dibuja figuras que suponen hadas tal vez, o dibujando sus propias figuras con la brasa en la profundidad de la noche generada por sus palabras. Recorrí los estados emocionales, algunos fuertes y profundos que arrastran haciendo sentir en la piel el momento de tal inspiración. Descubrí en el entorno la musicalidad que menciona en sus poemas y entendí el por qué de tocar fondo y volver a revivir en las cuerdas de la guitarra que lo acompaña y no desafina ni desentona, es su compañera, tal vez el amor que nunca va a perder. Encontré un destierro en las necesidades básicas, algunos escritos con tono infantil y otros plagados de dolor y bronca, hasta llegar a un Inventario y terminar de conocer a Juan Martín. Ahora aunque diga que es un experto en fracasar, dudo que así lo sea. Estas, sus palabras, sus versos, sus poemas hablan de otra cosa que nada saben de fracaso.
Francisco Pradolini Blesa
Escritor y Poeta