Libre de pecados – José María Gatti

José María Gatti cierra sus minihistorias con un breve poema de José Saramago titulado Viajo en tu cuerpo. Acaso en su instinto literario, el autor reconoce un deseo oculto y la necesidad de encontrarse con la libertad tajante y no menos cruel de un pasado reciente, con el permiso autonegado, o con el triste y desorganizado final de una relación que lucha contra el fantasma del tiempo. No hablamos de frustración, de autosabotaje, de desprendimiento afectivo, porque aparece en el texto una cuota de esperanza que nos remite a otra reflexión del escritor portugués: “En mis novelas el amor es siempre un amor posible”. A eso apuntan estos veinte microrrelatos que no escapan al rigor de una poesía ciudadana que bien podría musicalizarse y transformarla en canción urbana.
Libre de pecados es una obra de lenguaje sencillo que responde a las exigencias de este tiempo apresurado, donde las redes sociales se apoderaron de los mensajes que antes eran manuscritos y remitidos en sobres perfumados.
Gatti parece alejarse de su línea narrativa y se esconde en un juego poético admirable. Lo hace con sencillez y eficacia. Claro está que en ese juego, no está en tela de juicio el espíritu del pecado original. Sí en cambio la desobediencia, ese acto de la naturaleza humana que se asume con rebeldía. Y en este proceso, la batalla entre el gozo y la culpa, un catálogo no clasificable para estas páginas.
En síntesis, como afirma Gatti: El amor no es un libro de cuentos. El amor es desamor. El silencio no enamora. Porque tu cuerpo sin mi vida no es literatura.