Leticia conoce a Sergio en una milonga de San Telmo a fines de los noventa. Ella está divorciada, vive con una hija adolescente y lleva adelante su inmobiliaria en el centro de la ciudad. Él es abogado y se separó hace poco. Dos extraños se juntan en ese abrazo bailado que dura apenas unos minutos. Gracias a la astucia narrativa de una tercera persona cercana a la protagonista, que comparte deseos y pensamientos, creeemos saber más que Leticia y, de algún modo, ya la queremos antes de que ella aprenda a quererse a sí misma.
Leer hasta el ahogo, hasta sanar. Ese parece ser el lema de esta novela que nos lleva por la vida de una mujer atrapada en una dependencia emocional. La prosa de Adriana Francia reconstruye una Buenos Aires de “fin de fiesta”, con su euforia, sus personajes característicos y su ocaso. En esta pista de baile, mietras el país explota, Leticia y Sergio planean proyectos ambiciosos, aferrados a una esperanza tan urgente como efímera.
Nada más que tres minutos podría ser, también, el título de un nuevo tango escrito por mujeres: las amigas incondicionales, el grupo que se reúne para ayudarse mutuamente, la hija que muestra un vínculo lejos de los celos y la posesión. ¿Qué hay en común entre todas ellas? ¿Qué nos cuentan del amor y de los afectos? Cansadas de ser un simple objeto de deseos ajenos, en las puertas de un nuevo siglo, respiran y levantan la voz.
Pablo Ali