“Cuando todo parece acabar y uno cree que se termina lo que con esfuerzo construyó…” Dicen los que saben que la vida se trata de eso, de risas, de tristezas, de un sin fin de hechos y vivencias. Lo que no hay que permitirnos es caer en una nube de incertidumbre que no nos permita ver más allá de nuestras narices. Incertidumbre, tristezas y voces que Virginia Woolf no pudo controlar. Generalmente cuando comenzamos a leer un libro tenemos dos caminos: uno que nos apasione tanto que no queremos que nunca llegue a su final; el otro camino, por el contrario es que en medio de la lectura no nos atrape su historia y lo dejamos en algún armario. Algo similar ocurre con nuestras vidas, nos alejamos de aquellas personas que nos lastiman, otras veces permanecemos junto a ellas porque creemos que tienen razón y nos dejamos pisotear como si fuéramos pequeños seres inservibles; terminamos alguna historia de amor porque la luz que alguna vez nos alumbro se apagó, o continuamos esa historia por no tener el valor para tomar la decisión para ese final. Suena cruel, pero la vida continua con sus idas y venidas, con ilusiones y desilusiones, con fracasos y triunfos, con amores y desamores. ¿Qué sería la vida sin este conjunto de sentimientos? La mente y el alma se nos plagan de interrogantes, sólo tenemos que encontrar las respuestas, y el qué hacer con ellas dependerá exclusivamente de cada uno de nosotros…
Silvina es madre de su único hijo llamado Bruno, es Técnica en Minoridad y Familia, Estimuladora Temprana y Escritora.
Publicaciones anteriores:
“Mateo y el Sendero de las Hadas” año 2013
“Sueños y Presagios” año 2014
“Virginia y su Voz” año 2016