Las milongas son territorios donde las jerarquías se disuelven y las identidades
cotidianas se suspenden. En el instante del abrazo, el tiempo se redimensiona y
nos devuelve a la esencia: el encuentro con el otro. Pero ¿quién es ese otro?
¿Qué historias lleva a cuestas?
Trabajadora Social de día y milonguera de noche. Acaso ambas todo el tiempo.
Karina Hourcade, la Morocha, nos ofrece un libro que es más que una
colección de relatos y reflexiones: es una cartografía emocional de los olvidados,
los errantes, los desarraigados (vivan estos cerca del cordón de la vereda, o
atrapados en una jaula de oro).
A través de personajes que parecen habitar un tango eterno –hombres de la calle
que se confunden con Diógenes, mujeres que bailan su propia soledad, cuerpos
que buscan en el abrazo una tregua frente al olvido–, Hourcade nos sumerge en
una atmósfera donde la nostalgia y la crudeza dialogan con el lirismo,
descubriendo la belleza en lo que otros consideran ruinas.
Su escritura no es un anecdotario de la noche ni una crónica social de la
marginalidad, sino un nuevo género: la relatoría milonguera. Con el ritmo de un
bandoneón que se debate entre la melancolía y la revelación, este libro nos invita
a mirar de otra manera, a escuchar los silencios entre líneas y a entender que, al
final, todo tango es un intento de reparación.
No es un libro solo para milongueros. Es para quien alguna vez se sintió fuera
de lugar, para quien busca sentido en el caos, para quien entiende que la vida,
como el Tango, se improvisa, se sufre y se goza en cada giro. Y que, a veces, un
abrazo puede ser la única patria posible.